CUIDADOS COMUNITARIOS Y COOPERATIVAS DE CUIDADOS. CONVERSATORIO
Norma Sanchís participó del conversatorio en la Defensoría del Pueblo de CABA.
El viernes 31 de octubre se realizó el conversatorio “Cuidados comunitarios y cooperativos en la economía social”, organizado por el Instituto de la Economía Social, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
Moderado por la titular del Instituto, Laura Velazco, el encuentro tuvo un primer momento en el que se mostraron datos sobre la situación actual de las políticas de cuidados y de la sobrecarga de estas tareas debido al retiro del Estado en estas áreas, recae en las mujeres, especialmente las de sectores populares.
Verónica Baracat, coordinadora del programa País de ONU Mujeres Argentina, presentó los datos del informe “Temas de género en Argentina”, que da cuenta de las brechas de género en educación, empleo y cuidados, y propone políticas para avanzar hacia una sociedad del cuidado y un desarrollo más inclusivo.
A continuación, Lucía Cirmi, quien lleva adelante el monitor de las políticas de cuidados en la Cocina de los Cuidados, dio un panorama de los retrocesos en esta materia desde la llegada de Javier Milei al gobierno: solo 3 de 50 políticas quedan activas. “En Argentina el epicentro del ajuste está en las personas que necesitan cuidados o que cuidan”, expresó.
María Josefa Ávila, de la Cooperativa Acompañando Salud, y Gustavo Sosa de la UNTREF, expusieron la situación que viven las cooperativas de cuidados de personas mayores en el momento actual de crisis: muchas están inactivas por falta de recursos y políticas para el sector, precisamente en un momento en que son extremadamente necesarias tanto para las personas destinatarias de esos servicios como para quienes trabajan en ello.
Norma Sanchís se refirió a las experiencias de cuidados comunitarios, que surgen en momentos de crisis para responder a necesidades muy concretas de la comunidad, como la comida, pero que prestan un sinfín de servicios.
Señaló los puntos en común que tienen con las cooperativas: se manejan en la periferia del mercado y por fuera de la lógica capitalista. Pero mientras que muchas veces lxs emprendedorxs de la economía social han tenido que “inventarse” un trabajo en aquellos espacios que no ocupa el mercado para poder tener un rédito económico, quienes se dedican a los cuidados no tienen que inventar nada, porque los cuidados están y van a seguir estando, aunque no haya financiamiento, porque lo hacen las mujeres de manera gratuita. “Por eso es tan difícil pelear por una remuneración justa y adecuada para eso.”
Respecto a los vínculos con el Estado, Norma se preguntó qué tipo de rol que debería asumir este para generar una relación virtuosa con los cuidados comunitarios: “es necesario que el Estado conozca, escuche, aprenda de las experiencias y estrategias que se están dando en la comunidad, sus formas organizativas, sus tipos de liderazgo. No solo para reconocerlas, sino para alimentar políticas públicas que se generen desde abajo, desde lo que las comunidades necesitan”, propuso, y agregó que ese Estado debe también poder regular en consenso con las organizaciones algunas reglas de juego que se den en los territorios “y así ir fortaleciendo una institucionalidad pública no estatal, un tejido social más sólido que permita sostenerse más allá de los vaivenes de los cambios gubernamentales”.
Por último, Norma Morales, secretaria adjunta de la UTEP y referenta de Barrios de Pie, habló de su experiencia como trabajadora de los cuidados comunitarios, que comenzó en la crisis del 2001. “Hay un símbolo con el que empecé a militar, con que me voy a dormir y me despierto todos los días, que es la olla, y que estuvo presente estos 24 años”.
Luego contó la experiencia de Barrios de pie y cómo el tendido de redes y alianzas significó mucho para la organización, que dio un salto cualitativo cuando comenzaron a producir conocimiento, que va desde investigación de relevamientos nutricionales de lxs chicxs, hasta la creación de una Universidad Popular y una Escuela de Cuidados Comunitarios. Norma relató también cómo se dio un proceso de politización de las compañeras de su organización durante la pandemia; en ese entonces fueron entendiendo que eran trabajadoras y que por eso debían tener un salario y todos los beneficios de los trabajadores.
