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CRÍTICAS A LA DECLARACIÓN DE LOS GOBIERNOS POR BEIJING + 25

Organizaciones feministas elaboraron su propio documento

Los gobiernos que integran la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU consensuaron una Declaración política con ocasión del 25º aniversario de la Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing + 25).

El documento, que puede leerse aquí, no fue sometido a debate debido a que, en lugar de la 64a sesión de la Comisión (que se iba a realizar en Nueva York entre el 9 y el 20 de marzo y se suspendió por el coronavirus) se realizó una reunión de procedimiento de apenas un día. Con respecto a lo planteado y proyectado por el documento suscripto 25 años atrás, la declaración dice en su punto 6: “Expresamos preocupación porque, en general, los progresos no han sido lo suficientemente rápidos o profundos, en algunas esferas los progresos han sido desiguales, quedan lagunas importantes y persisten los obstáculos, incluidas las barreras estructurales, las prácticas discriminatorias y la feminización de la pobreza, y reconocemos que, 25 años después de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, ningún país ha logrado plenamente la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, persisten niveles considerables de desigualdad a nivel mundial…”.

La respuesta del movimiento feminista no se hizo esperar. Las organizaciones de la sociedad civil elaboraron un documento alternativo que es sumamente crítico con la declaración suscripta por los gobiernos parte, a la que consideran, mínimamente, tibia. Además porque el documento oficial sigue refiriéndose a la existencia de solo dos sexo-géneros y porque no reconoce que las bases estructurales de las desigualdades siguen vigentes, y a esto se debe que la situación en el mundo desde hace 25 años no haya mejorado mayormente para las mujeres y disidencias:

“3. Expresando su profunda preocupación por el auge del autoritarismo, fascismo, nacionalismo, xenofobia, ideologías supremacistas y fundamentalismo en todo el mundo, que está creando profundas fracturas en los sistemas de democracia y multilateralismo, y reconociendo que estas y otras formas de opresión, incluyendo el patriarcado, la heteronormatividad, el cisgenderismo, el bilingismo, el clasismo, el racismo, el castismo, la discriminación religiosa, el poder corporativo, el capitalismo, el militarismo, el imperialismo y el neocolonialismo, refuerzan afianzar los obstáculos estructurales a la igualdad, con implicaciones negativas en la vida de las mujeres y las niñas en toda su diversidad y su capacidad para ejercer y disfrutar de sus derechos humanos y libertades fundamentales;

  1. Observando que el orden económico neoliberal es una barrera estructural clave que desde 1995 ha exacerbado las desigualdades dentro y entre los países y entre los géneros” (…)»

También el movimiento sindical feminista, reunido en la Agrupación Global Unions elaboró una declaración en respuesta a la oficial, a la que considera «abismalmente débil y no presenta ninguna visión para acelerar la aplicación de la Plataforma de Acción de Beijing».

«La Declaración Política adoptada por los gobiernos (…) Debería haber reconocido las actuales amenazas mundiales, sea para la paz y la democracia, el medio ambiente, los derechos humanos, los derechos de trabajadores y trabajadoras o los derechos de la mujer. Debería haber ofrecido una visión progresista y feminista para contrarrestar esas amenazas y revitalizar nuestro avance global y colectivo hacia la igualdad de género y la justicia social.

Mientras tanto, en Argentina, el 8 y 9 de marzo las calles se llenaron de mujeres y disidencias para conmemorar el Día internacional de la mujer trabajadora y exigir justicia y equidad de géneros. En el marco del 4° Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries, se elaboró un documento que fue leído en estos actos: «La deuda es con nosotras y con nosotres; ni con el FMI ni con las iglesias«.

10 de marzo de 2020

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