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ENLAZAR CUIDADOS EN TIEMPOS DE PANDEMIA: ORGANIZAR VIDA EN BARRIOS POPULARES DEL AMBA

Esta investigación, presentada por Anaïs Roig, da cuenta de los sentidos y modos de cuidar a raíz de la pandemia que tuvieron lugar en los barrios populares del AMBA, desde la perspectiva de quienes cuidan en organizaciones sociales. Se hicieron entrevistas en merenderos, bibliotecas populares, cooperativas de cuidado a personas mayores y un espacio de primera infancia de José León Suárez, Villa Ballester, Villa Soldati y Gónzález Catán.

La primera observación es el papel relevante que han asumido en estos meses las organizaciones territoriales en la asistencia y provisión de cuidados a las familias, con un fuerte énfasis en la asistencia alimentaria; muchas de estas organizaciones se reconvirtieron hacia ese tipo de asistencia.

Esta crisis hizo visible la capacidad colectiva y organizada de resolver los cuidados en los barrios populares, en función de un entramado de trabajos y relaciones donde las mujeres tienen un rol preponderante de dirección y producción de valores que, además de económicos, también son sociales y políticos.

El informe habla de “infraestructura territorial de cuidados” para referirse al andamiaje de apoyo material, simbólico y afectivo que configura los espacios sociocomunitarios de cuidado; apoyo tanto para las organizaciones como para el propio estado. Estas organizaciones también garantizan en los barrios el acceso a derechos.

El trabajo que realizan estas organizaciones implica obtener recursos materiales para la adecuación de los espacios a la asistencia alimentaria; seguir componiendo lazos sociales a pesar del distanciamiento físico, algunas organizaciones tuvieron que acompañar casos de violencia de género. Se plantearon además reflexiones y significaciones sobre el sentido del comer, que implicó un conocimiento fino de las condiciones materiales de vida de las personas que iban a las ollas. La salud fue otra dimensión significativa, que incluyó la implementación de protocolos, la asistencia alimentaria en casos de contagio y la transmisión de conocimientos a la comunidad.

El estudio concluye que los valores y saberes implicados en la estructura territorial de cuidado aún merecen profundizar sus traducciones justas en términos de reconocimiento económico, político y social. Es importante que las organizaciones sociales tomen parte vinculante en el diseño e implementación de un sistema público de cuidados, a los fines de generar un diálogo instituyente de saberes y prácticas que demostraron gran eficacia social y capilaridad en estos tiempos de crisis. Por último, pensar qué modalidades de profesionalización de estas prácticas del cuidado pueden garantizar un reconocimiento de modos de construir saberes y experiencias específicos de estas culturas organizacionales.

13 de noviembre de 2020

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