Se esperaba que Javier Milei no firmara el documento final del G20. Sus declaraciones y posiciones de las últimas semanas en disidencia con la mayoría de los países de la ONU, hacían suponer esto. Por ejemplo, al declararse en contra de la agenda ambiental, de la lucha contra las violencias hacia las mujeres y niñas o de los derechos de los pueblos indígenas. Era de esperar que, en el G20, siguiera ese rumbo y rechazara el documento final o algunos puntos que Brasil venía impulsando con fuerza, como el impuesto a los más ricos o la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.
Sin embargo, Argentina firmó la declaración del G20, sin agregados ni adendas especiales.
Milei dio un discurso en donde se manifestó en contra de la intervención del Estado como herramienta para la eliminación del hambre y la pobreza, de la creación de impuestos para los más ricos, así como de la regulación de las redes sociales, en clara defensa de los intereses de Elon Musk. Fue el último país en firmar la Declaración de los Estados, pero lo hizo. De lo contrario, habría quedado aislado del resto de los 20 países más poderosos del mundo.